Berlín es pobre, pero sexy

"Berlín es pobre pero sexy", esto dijo hace algunos años el que fuese alcalde de la ciudad Klaus Wowereit, y creo que no hay mejor manera de definir esta mágica ciudad. Y sí, Berlín es pobre si lo comparamos con el resto de ciudades alemanas, es la más endeudada y la que mayor tasa de paro tiene. Las razones de su "pobreza" son muchas, pero que sean los economistas los que hablen de ellas, yo me quiero centrar en la segunda parte, en el Berlín sexy. Y es que tras una semana en la capital alemana, se ha convertido en una ciudad que me ha conquistado para siempre.

Y ¿qué ha hecho Berlín para conquistarme? Gran pregunta, esta entrada trata de responderla con un montón de frases aisladas sobre Berlín que espero y deseo que todas juntas puedan explicar lo que es Berlín para mí.

Berlín es el aeropuerto abandonado de Tempelhof, convertido ahora en un inmenso parque urbano (en extensión supera a Central Park), donde antes transitaban militares, ahora lo hacen miles de familias. A su salida te puedes encontrar a un señor mayor, que te cuenta con nostalgia como ha cambiado Alemania desde que el llegó a principios de la segunda Guerra Mundial.

Berlín es una tarde en la Topografía de los Horrores, rememorando con vergüenza pero con detalle aquel triste capitulo para la historia mundial que supuso el nazismo. Un archivo fotográfico impresionante a la par que doloroso.

Berlín es una ruta en bicicleta con un excelente guía que te permite disfrutar de la ciudad y conocer sus detalles. Un recorrido por el Ayuntamiento Rojo, Barrio de San Nicolás, Isla de los Museos, la Universidad Humboldt, Checkpoint Charlie, Monumento al holocausto, Tiergarten, Puerta de Brandenburgo, Bundestag, o la cancillería alemana entre otros, cruzando y bordeando el río Spree. Si todos ellos son de por sí lugares especiales, recorrerlos en bicicleta les da un toque aún más singular.

Sin bajarnos de la bicicleta, Berlín es la impresionante avenida Karl-Marx-Allee que te traslada al comunismo soviético dejándote petrificado. Al terminar esta avenida, sin salir de tu asombro descubres el barrio okupa, un reflejo de otro Berlín que tan presente está en la ciudad.

Berlín es, por supuesto, el Muro, el Muro, las historias que lo rodean, las familias que separó, las muertes que provocó, las ingeniosas maneras de superarlo... Y si hablamos del muro tenemos que hablar de East Side Gallery,  donde el muro de la verguenza se convierte en un canto al arte.   

Berlín es una visita al Campo de concentración de Sachsenhausen, donde de manera terrible (aunque desde mi punto de vista necesaria), recreas la vida que tristemente padecieron miles de prisioneros. Y donde como curiosidad, te enteras de que Largo Caballero (presidente de la Republica durante la Guerra Civil española) fue prisionero y sobrevivió al campo de Sachsenhausen.

Berlin es alternativo. Todo tipo de gente convive en esta ciudad sin ser juzagado. Cada uno va como más le apetece y hace (dentro de la ley), lo que más le gusta. Dentro de este Berlín alternativo encontramos RAW . No es un lugar turístico, es un lugar pensado para el arte y la cultura libre ,ubicado en lo que antaño fueron hangares de trenes. En RAW no solo encuentras arte, también mercadillos o un enorme rocodromo de acceso gratuito. Si a todo eso le sumas un conjunto de garitos que amenizan la tarde y ofrecen un ocio nocturno tremendo, pues se te queda un sitio ideal. Uno de mis sitios favoritos de Berlín.

Berlín es Alexanderplatz, símbolo de la ciudad y de la caída del muro, con su imponente torre de comunicaciones visible prácticamente desde toda la ciudad y que viene fenomenal para ubicarte en todo momento.

Berlín es un paseo por el barrio judío, un barrio que te traslada, una vez más, a otro Berlín. Este como los otros, también desprende historia por los cuatro costados, una historia dura, pero interesante. Si ese paseo acaba en la maravillosa calle del Café Cinema , poco más se puede pedir para ser feliz.

Berlín es el impresionante Treptower Park y su bonito monumento de Guerra Soviético. Treptower Park o cualquiera de los muchos espacios verdes que encuentras en Berlín y te permiten desconectar de la ciudad, como el Parque Victoria y su cascada.

Para terminar, Berlín es cerveza. Y es que no podía hablar de mi viaje sin dedicarle un apartado a la cerveza alemana. Impresiona la variedad y la calidad de cervezas que tienen nuestros amigos germanos. He podido degustar muchos y distintos tipos, y hasta alguna casera en alguno de los cada vez más bares artesanos que preparan su propia bebida. También por supuesto la típica Berliner Weisse, tanto su variedad roja como la verde. No es de extrañar que una de las pocas frases que he aprendido en alemán haya sido "Zwei Bier Bitte!" que viene a significar "dos cervezas por favor!".

Berlin no es la ciudad más bonita del mundo, ni de lejos. Pero ¿quién dice que haga falta ser bonita para ser sexy? Berlin tiene personalidad propia, y un rollo que la hace muy distinta al resto.

Que la vida sea coger una mochila y empezar a viajar... 

Que lo que te importe no sea el destino sino tus compañeros de viaje...

Que no guardes fotos sino historias de gente que encontraste..